El Arquitecto más moderno y tecnológico de México.

Ligado al Movimiento Moderno, durante más de cincuenta años como arquitecto, el mexicano Augusto H. Álvarez (1914-1995) estuvo comprometido con el desarrollo tecnológico y con un claro objetivo, lograr con su obra cambios trascendentales.
Mies van der Rohe y Le Corbusier, dos de sus grandes influencias. Tomo como referencia el Empire State Building de Nueva York y diseñó en Ciudad de México la Torre Latinoamericana, una de sus obras más emblemáticas. Fueron necesarios ocho años para la construcción de este rascacielos de 44 pisos y 182 metros de altura, que terminó en 1956. Innovador y rompedor, el edificio de Augusto H. Álvarez se inauguró como el primer edificio más grande del mundo con fachada de vidrio y aluminio. A pesar de estar una zona de alto riesgo sísmico, actualmente se considera que es uno de los edificios más seguros de la ciudad.

Cinco décadas como arquitecto le dieron para mucho. Entre sus mejores obras el Aeropuerto Internacional Benito Juárez (1952), el edificio de Seguros La Libertad (1959), la Casa Álvarez (1961), el Centro Operativo Bancomer (1976), las Oficinas Parque Reforma (1983) o la Torre Altus (1998). Aunque también tuvo que ver como uno de sus diseños nunca se llegó a terminar. La empresa IBM le encargó un conjunto corporativo en México del que solo se construyó uno de los dos edificios que contemplaba su proyecto.

A lo largo de toda una vida dedicada a su profesión, recibió premios y reconocimientos como el Premio Nacional de Arquitectura de México en 1984 y el Premio Anual de la Academia Mexicana de Arquitectura en 1990. Siempre ligado a la enseñanza, fundó la Escuela de Arquitectura de la Universidad Iberoamericana, fue profesor universitario y transmitió sus conocimientos a las nuevas generaciones.

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